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octubre 08, 2003

Bibliotecas y bibliotecarios de prisiones 

Los servicios bibliotecarios en las prisiones, han sido relegados de los programas de formación bibliotecaria y de las perspectivas profesionales de los egresados. No es díficil entender por qué. Las bibliotecas carcelarias requieren además de la formación bibliotecaria una disposición humana bien particular por parte del profesional. Y dado que su existencia es muy pobre en nuestro medio, es raro que un graduando de bibliotecología expresara su interés de ejercer en este tipo de bibliotecas, donde tanto se necesitan.

La Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universiad de Antioquia, ha venido desarrollando un trabajo de extensión, con estudiantes en trabajo de práctica, en las cárceles de la ciudad de Medellín. Y aunque el trabajo se enfrenta a muchos problemas, la experiencia continuada muestra grandes logros que son reconocidos por la comunidad cárcelaria, los graduandos y la Escuela.

La biblioteca de prisión tiene mucho en común con la biblioteca pública, incluso puede consdierarse como un servicio especial que la biblioteca publica debe ofrecer, como algunas lo hacen creando programas de extensión para prisiones. O puede considerarse con un tipo de biblioteca especial. Pero en su interior se debaten constantemente los principios éticos que rigen el libre acceso a la información con las condiciones especiales en las que los reclusos se encuentran por haber perdido con su libertad parte de sus derechos ciudadanos.

Estos servicios pueden convertirse en un foco más de discriminación para los reclusos, si su reglamento tiene las condiciones establecidas en este de las prisiones de Chalchuapa de El Salvador, donde se indica que es una función del director de la biblioteca:
- Autorizar con su firma la lectura de las obras, según las facultades intelectuales del lector, para obtener el mayor provecho posible;
Cuando esto sucede, la función de ofrecer un espacio de autoformación y apoyar el trabajo de rehabilitación y preparación para el regreso a la vida civil, que debe realizar la biblioteca se ve obstáculizado seriamente y el desarrollo de colecciones y las condiciones de servicio pasan a ser un aspectos muy delicado cuando no se tiene en claro la misión de la biblioteca.

Al respecto, Vibeke Lehmann, bibliotecario estadounidense del Departamento de Rehabilitación de Delincuentes de Wisconsin, afirma: "El entorno de la prisión es un territorio poco tradicional y nada hospitalario con prioridades que desafían a la biblioteconomía y a las filosofías "tradicionales". ¿Cómo ofrecer información de forma gratuita en un entorno muy controlado con normas y reglas que gobiernan casi todos los aspectos de la vida diaria? ¿Cómo animar a los usuarios de la biblioteca a elegir sus materiales de lectura cuando en casi ningún otro aspecto de su vida tienen autonomía?"
Estas preguntas que son esenciales y otros asuntos como el perfil del bibliotecario de prisiones, son analizadas en su artículo: Se necesitan Bibliotecarios de Prisiones: Una profesión estimulante para personas con las destrezas personales y profesionales adecuadas, es un documento valioso para la comprensión del problema y la necesidad de dirigirnos profesionalmente a estos espacios, donde el trabajo puede ser muy dificil, pero donde también los resultados pueden ser mucho más satisfactorios.

En esta área como en muchas otras en nuestra región los servicios bibliotecarios están por construir, las experiencias de Estados Unidos y de Europa (Inglaterra) son puntos de partida, pero necesitamos pioneros que muestren, tal y como lo anuncia el cartel de la ALA : LIBRARIES CHANGES LIVES.

Para conocer más lecturas en línea del tema ver La Profe recomienda.